El optimismo obligatorio

El término «optimismo obligatorio» hace referencia a la tendencia a pensar de forma positiva para hacer frente a la crisis económica que estamos sufriendo desde hace ya más de un lustro. Porque tal y como está el panorama, parece que no tienes derecho a quejarte. Esa moda de achacarlo todo a la actitud, trivializando el problema. Se repiten hasta la saciedad frases que se han dado por buenas hasta ser casi consideradas como axiomas. Una de mis «preferidas» es: la culpa de la crisis es nuestra porque hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Estoy de acuerdo en que hemos caído en la trampa de la burbuja inmobiliaria, pero posibilidades teníamos. Nos las dieron los bancos en forma de «ventajosos» créditos. No es justo condenar al ciudadano y exculpar al banco, ya que en una relación asimétrica como la que se establece entre una entidad bancaria y un asalariado común, ambos no están en igualdad de condiciones, por lo tanto se produce un abuso.

Frente a este positivismo un tanto ilusorio y casi impuesto, emergen pensadores que instan al realismo y al cambio de hábitos para conseguir modificar las cosas. Barbara Ehrenreich, escritora y activista social estadounidense, escribió en 2011 «Sonríe o muere: la trampa del pensamiento positivo». En este vídeo podrás ver un resumen visual de este ensayo, que defiende la importancia de mantener un espíritu crítico ante esta corriente. Son diez minutos de magníficas ilustraciones que apoyan un audio de la propia Ehrenreich, extraído de una conferencia.

A esta corriente crítica de línea más realista se suma también Alfonso Alcántara,  asesor de empleo, empresa y reputación online, además de conferenciante y escritor.  Su cuenta de Twitter es tremendamente interesante, comparte buenos contenidos y enriquece a los usuarios con su consejos basados en el realismo gracias a una brillante comprensión de la magnitud del problema laboral.

Al igual que para estar sano hace falta una dieta equilibrada, para mantener la cordura hace falta mucho más que pensar en positivo. No se puede sobrevivir a base de cupcakes, el exceso de azúcar no es beneficioso. Como en casi todo, hay que buscar el equilibrio, y simplificar el problema que estamos viviendo diciéndole al ciudadano que todo depende de su actitud ante la adversidad, es irresponsable, excesivamente individualista y poco solidario.

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